sábado, 19 de mayo de 2018

50KM CHINCHÓN TITULCIA, TAJUNA, SENDAS Y PISTAS, TELAAAAA

Me preguntaba el amigo Fran a que se debía cambiar la ruta de Finestrat a Chinchón. La respuesta era un tanto complicada, pero basada más en el corazón que en la cabeza, la cosa consistía en un sentimiento, una premonición, un presentimiento de que iba a ser una gran jornada de bicicleta y mira que cada día que pasa, cada jornada es mucho mejor que la anterior.
Posiblemente los años de vida, los que llevo montando en bicicleta y los lugares que llevo vistos podrían llevarme al cansancio y la monotonía pues nunca llego más lejos de lo que da una jornada de luz, así no se puede ir a los Pirineos o los Alpes, participar en "Soplaos" o hacer de caballero legionario, incluso pedalear rodeado de arena cual Titán.
Pero bueno, la modestia, las ganas de vivir y descubrir y el espíritu aventurero nos lleva al que suscribe y su escudero Fran a avanzar hasta donde se pueda, que querer y poder lo es todo.
Así es que, de buena mañana como de costumbre vamos a Chinchón y una cosa que voy haciendo últimamente es hacer los tramos de desplazamiento en autovía, lo cual es gratificante en muchos aspectos si lo que se trata es de llegar o marchar.
Un buen café mañanero en una posada regentada por un amable mesonero y la promesa de volver a comer. Arranque con duda de inicio o fin en ausencia de wp. y las primeras sensaciones son buenas... buenísimas, pistas a todo trapo, sendas en vallejos, arriba, abajo, la cosecha en su esplendor en una primavera cargada de vegetación. Menos mal que estas sendas parecen alfombras, sin piedras, sin baches ni saltos, una delicia vamos. Y así podemos pedalear sin miedo y con mucha confianza. Ciertamente, la fecha adecuada es ahora pues la cosa pinta complicación dentro de una o dos semanas cuando todo esté en su apogeo, cosechas y campo con pinchos dorados y duros, vegetación enmarañada y otras trampas variadas. Por ello, creo que el mejor mes sería abril y en su defecto, dejar que pase el verano y la canícula que aquí tiene pinta de apretar y volver en octubre que a bien seguro, así será.
La primera parte hasta Titulcia es un carrusel de sensaciones llegando a su final con una tremenda senda que como diría el gran Paco Antienzar "crestea" pero de verdad, a gran velocidad y con unas caras que bien valdrían un poema. Antes de esa senda final, traca de maraña de sendas y trialeras especiales de eléctrica, pues la atmosférica se queda corta por mucha pierna y técnica. Claro está, que las baterías aquí se van gastando de lo lindo y con un cincuenta por ciento llegamos al almuerzo de Titulcia faltando casi cincuenta kilómetros, algo más de la mitad de desnivel y la incógnita del recorrido desconocido.
Tras Titulcia, vamos pisteando y de vez en cuando alguna senda de las que ir encajada y por vallejos casi increibles nos harán disfrutar como enanos (hablando cariñosamente) y tras ello, otra nueva zona de pisteo para ganar kilómetros y alguna senda más junto a la vía abandonada de un tren que nunca pasó.
Pisteando llegamos a Chinchón, a su castillo, a su plaza, a la torre del Reloj y allí subiendo mi batería dice que me despida de su ayuda y así vamos a comer con Juanjo a su restaurante donde elegimos el menú caro, el de los trece euros y con un buen pisto con huevo y solomillo a la pimienta más postre y bebidas volvemos a casa.
Podría dar más explicaciones pero aunque el vídeo sea largo, con los primeros cinco minutos, el que me conozca y entienda, puede saber que esta es una de esas pocas rutas que entre el casi millar que tengo colgadas se convierte en esencial, peculiar y única.
Volveremos a Chinchón y por cierto, gracias al compañero Jarkonen de Facebook inspirador de esta ruta que me ha dejado un grato recuerdo.
Eso sí, mejor con bicicleta eléctrica pues si no, deberás descabalgar y empujar en más de un tramo.











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